John Wayne Gacy: Pogo, el payaso asesino
John Wayne Gacy, Jr. nació en Chicago, Illinois, y era el segundo de tres hijos. Su padre era un machista que siempre le criticaba. Además era alcohólico, por lo que el pequeño Gacy no tuvo una infancia fácil. A los 11 años tuvo un accidente al golpearse la cabeza con un columpio que le provocó un coágulo de sangre en la cabeza que pasó desapercibido hasta los 16 años, cuando comenzó a tener mareos.
Durante sus años de instituto su familia se mudó de lugar varias ocasiones, lo que causó que tuviera que acudir a distintos centros educativos y se convertirse en una persona extraña con poca estabilidad emocional. Aún y así y pese a las dificultades, se graduó en Gerencia empresarial en el Northwestern Business College.
Tras una posición de prácticas Nunn-Bush Shoe Company, en 1964 fue promocionado y transferido a Springfield en Illinois. Trabajando allí conoció a una trabajadora que se convertiría en su mujer, Marlynn Myers, y consumaron su matrimonio el año siguiente en 1065. Los padres de ésta, que adquirieron varios locales de la franquicia Kentucky Fried Chicken (KFC), le ofrecieron un puesto de gerente en Waterloo, Iowa. Gacy aceptó la opción de irse a trabajar fuera.
Viviendo en Waterloo tuvo dos niños y formó parte de distintas organizaciones caritativas de la zona. Y pese a la estabilidad familiar, los rumores de su homosexualidad pronto se difundieron por su vecindario. Se decía que éste había realizado proposiciones de tipo íntimo a distintos jóvenes que trabajaban en el restaurante. A pesar de estos rumores, el Jaycess Club lo nombró “honorable vice-presidente” del Jaycees de Waterloo en 1967.
En esa época su vida profesional era perfecta, pero no así su vida personal, en la que rápidamente comenzó a tener serios problemas. Éste le fue infiel varias veces a su mujer y comenzó a tomar drogas. Además, construyó una habitación en su sótano donde invitaba a los jóvenes a beber e intentó tener relaciones con alguno de ellos.
Pero su idilio con los habitantes de Waterloo pronto llegaría a su fin, pues recibió varias denuncias de los jóvenes que acudían a su sótano. Mark Miller fue el primero que acudió a la policía afirmando que había sido atado y abusado en una de las visitas a la casa del payaso asesino. John Wayne Gacy fue sentenciado a 10 años de cárcel pero su buen comportamiento le permitió estar en la calle a los 18 meses. Su mujer se divorció de él y nunca volvió a ver a sus dos hijos.
Tras salir de prisión, Gacy volvió a Illinois a vivir con su madre, y en 1971, gracias a la ayuda económica de su progenitora, se compró una casa en el 8213 West Summerdale Avenue, en una zona de Chicago.
Tras su paso por la cárcel, Gacy se encargó de dejar atrás su pasado y fue bien acogido por los habitantes de la nueva localidad en la que habitaba. De hecho, era una persona amable y querida porque organizaba barbacoas en su hogar y se disfrazaba de payaso para entretener a los más jóvenes y a los niños que estaban enfermos. Pocos vecinos podrían imaginarse la clase de persona que era.
En 1972 se casó con Carole Hoff, pero su matrimonio se acabó en 1976 puesto que manifestaba que no tenían relaciones íntimas y había descubierto que se daba placer con revistas de adultos de contenido homosexual.
En esta localidad, el payaso asesino llevó a cabo decenas de asesinatos, como el de un joven llamado Darell Samson que fue a la casa de West Summerdale Avenue y nunca más se lo volvió a ver con vida. Durante esa década, Gacy continuó abusando, torturando, y asesinando a multitud de jóvenes. Algunas de sus víctimas fueron Randall Reflett, Samuel Stapleton, William Carroll, Rick Johnston Gregory Godzik… así hasta un total de 33 jóvenes inocentes. El más joven de 14 años y el mayor de 21.
Fue a partir de 1977 cuando Gacy comenzó a tener mala fama, sobre todo tras la desaparición de un chico 19 años, un joven fue arrestado por conducir su vehículo. El joven que fue detenido afirmaba que el coche se lo había vendido Gacy. A pesar de que Gacy ya había recibido varias denuncias con anterioridad que no habían sido tenidas en cuenta, todo cambió en 1978, cuando Jeffrey Rignall de 26 años le acusó de atacarle con un un trapo húmedo de cloroformo. Cuando éste despertó, estaba inmovilizado en el sótano del payaso asesino donde fue víctima de abusos y torturas por parte de Gacy.
Tras varias horas de sufrimiento, Rignall despertó en medio de un campo rodeado de nieve, y estaba muy dañado físicamente. A pesar de todo, consiguió salir del lugar. Su calvario todavía duraría unos meses ya que, a pesar de que identificó a su agresor en una foto, la policía no le creyó. Entonces contrató a un abogado que solicitó la orden de arresto, y a pesar de que Gacy fue investigado, sorprendentemente quedó en libertad.
Ahora bien, no tuvo tanta suerte con Robert Piest, su última victima. Ya que dejó varias pistas y no tuvo en cuenta que sus padres le estaban esperando en casa y sabían que su hijo había ido a ver a Gacy. Como su hijo tardaba en regresar le comenzaron a buscar y contactaron con la policía. Varios agentes fueron a su casa y Gacy no tuvo tiempo de esconder el cadáver del chico al que acaba de estrangular.
La policía encontró los cuerpos en su casa y el propio Gacy acabó confesando que había arrojado el resto al río. Fue condenado y ejecutado en mayo de 1994.
Uno de los casos que más revuelo y repudio ha causado en los Estados Unidos y el mundo entero, un personaje repulsivo con la máscara de un buen sujeto, a quien le encantaban los niños y organizaba eventos sociales en su casa para poder convivir con ellos, sin que los demás supieran de sus verdaderas y monstruosas intenciones, ese fue el caso de este aborrecible ser, John Wayne Gacy.
Dime, ¿Qué te pareció el caso? ¿Crees que fue justo para la familia de las víctimas que esta bestia fuera ejecutada o merecía algo más? Déjame tus opiniones en los comentarios y aprovecha para sugerir al próximo asesino que se publicará aquí, en "Asesinos en serie". Muchas gracias por leerme, buenas noches.
-Rei❤
Comentarios
Publicar un comentario